domingo, 4 de octubre de 2009

José Manuel Hernández: acoso sin fin

Luis Hernández Navarro

En las oficinas de la Casa del Pueblo, en la cabecera municipal de Venustiano Carranza, Chiapas, hay una manta con los nombres de más de 40 campesinos. Son los 37 muertos y los desaparecidos en la lucha que, por recuperar sus tierras, inició la comunidad en 1965. Sus fotografías penden en el altar. Son las víctimas de caciques, paramilitares, policías y Ejército.

Los comuneros de Carranza han sido permanentemente vejados, hostigados, humillados y ninguneados. Muchos de los difuntos homenajeados en el local de la organización fueron comisarios de bienes comunales. Varios fueron líderes de la Organización Campesina Emiliano Zapata (OCEZ), fundada en 1982 por la Casa del Pueblo y núcleos campesinos de otros municipios del estado. Así sucedió con el comisariado Bartolomé Martínez Villatoro. En julio de 1974, Carmen Orantes, el cacique regional, le advirtió: “Mira, indio, si no te vas de aquí, cuentas con tu vida.” Un año más tarde fue asesinado.

El último episodio de este acoso sin fin fue la detención del dirigente histórico de la comunidad, José Manuel Hernández Martínez, conocido como Don Chema, el pasado miércoles 30 de septiembre, en un operativo tan cobarde como atropellado.

Los policías que lo aprehendieron llegaron a la comunidad 28 de junio en una camioneta de la Comisión Federal de Electricidad, vestidos con uniformes de la empresa. Preguntaron a los residentes si tenían algún problema con la electricidad, o si los podía ayudar de alguna forma. Cuando localizaron a Don Chema lo detuvieron y subieron al vehículo sin orden de aprehensión. Kilómetros adelante pasaron a Don Chema a otra camioneta ocupada por hombres armados vestidos de negro, con el rostro cubierto con pasamontañas.

Hernández Martínez fue recluido en el penal El Amate. Se le acusa del despojo del predio El Desencanto, presuntamente cometido en julio de 2003 en Venustiano Carranza. Será procesado por delitos configurados en casi una decena de averiguaciones previas. Es investigado por daño en propiedad ajena, comisión de hechos delictuosos, daños calificados, robo calificado y despojo. Se le quiere juzgar también por atentados contra los símbolos patrios o valores históricos nacionales o del estado, despojo, conspiración y fraude específico.

Don Chema declaró ante el fiscal del Ministerio Público y su abogado defensor que en la PGJE sus interrogadores insistieron en que se declarara integrante de algún grupo armado. “Me preguntaban, dijo, si pertenecía al EPR. Cuando les dije que la única organización a la que pertenecía era a la OCEZ y que esta organización luchaba por la vía civil y pacífica, me acusaban de pertenecer al EZLN.”

No es la primera vez que Hernández Martínez está en la cárcel. En dos ocasiones ha pasado temporadas tras las rejas. En 1984 Amnistía Internacional lo adoptó como preso de conciencia.

Don Chema es un luchador social que ha procurado la recuperación de las tierras de su comunidad desde hace más de tres décadas. Tiene 56 años. Es indígena tzotzil y padre de seis hijos.

Perseguido por el poder y los caciques, en distintos momentos de su vida, ha tenido que vivir a salto de mata, perseguido y hostigado. Diversos funcionarios públicos han querido sobornarlo ofreciéndole un empleo público o un sueldo clandestino, sin tener que desempeñar labor alguna. Nunca ha aceptado. Él afirma que “mi única función es informar qué está haciendo la organización. Totalmente me he negado a eso. ¿Por qué? Porque no soy yo, son las comunidades; es el pueblo. Yo me puedo vender, pero los problemas van a seguir. Lo hemos aclarado ante instituciones de gobierno: a mí me pueden encarcelar, me pueden comprar y me pueden asesinar, pero el gobierno no va a resolver nada con eso si no se resuelven los problemas de las comunidades”.