jueves, 5 de junio de 2008

Sepultado Ortigoza, símbolo de represión
Preso más antigüo de Latinoamérica

ASUNCIÓN - Los restos mortales del ex capitán paraguayo Napoleón Ortigoza, quien pasó 25 años encarcelado durante la dictadura de Alfredo Stroessner, fueron sepultados con honores militares en un cementerio de los alrededores de Asunción.

Ortigoza, de 73 años, falleció de un paro cardiorrespiratorio en un hospital de la capital paraguaya, después de tres semanas de hospitalización.


Mirtha Ortigoza, hija del que en su día fue considerado el preso político mas antiguo de América Latina, prometió delante del féretro de su padre no olvidarle ni tampoco a la dictadura de Stroessner (1954-1989).

"Nosotros te prometemos que tu memoria va a estar viva y la pasaremos de boca en boca para que nunca nadie olvide lo que fue Stroessner", aseguró.

Por su parte, Hermes Saguier, que fue su abogado en tiempos de la dictadura, indicó que la enseñanza de Ortigoza fue "la rebeldía ante la injusticia, la rebeldía del hombre solitario, porque en aquellos tiempos no existían organizaciones de Derechos Humanos (en Paraguay)"
Los restos de Ortigoza fueron inhumados en un cementerio parque de Villa Elisa, en la periferia de Asunción, hasta donde llego el cortejo fúnebre acompañado de una caravana de vehículos que portaban banderas paraguayas.
Tras una ceremonia en la capilla, los restos del ex capitán de la Caballería fueron sepultados con honores militares de parte de oficiales de las Fuerzas Armadas.

Ortigoza fue detenido en 1962 y un año después un tribunal militar lo condenó al paredón por la muerte de un cadete durante una presunta conspiración para derrocar a Stroessner, pero seis años más tarde le fue conmutada la pena por la de 25 años de cárcel.

En 1987, debido a presiones internacionales, fue beneficiado con la prisión domiciliar y un año después, con ayuda de sus abogados, protagonizó una espectacular fuga, con intercambio de disparos incluida, y se refugió en la Embajada de Colombia en Asunción.

Con un pasaporte diplomático facilitado por la legación colombiana viajó a España, donde recibió tratamiento psiquiátrico para superar las secuelas de los 25 años de prisión y de las torturas, para regresar a su país en 1990 con un salvoconducto concedido por el fallecido presidente Andrés Rodríguez.

En 1987, debido a presiones internacionales, fue beneficiado con la prisión domiciliar y un año después, con ayuda de sus abogados, protagonizó una espectacular fuga, con intercambio de disparos incluida, y se refugió en la Embajada de Colombia en Asunción

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